Sir Patatas
Pedro Saboulard escribe este artículo para la revista Don Juan, donde se refiere a la literatura juvenil contemporánea... La versión publicada aquí está completa y no es sujeto de la edición que por motivos de espacio sí tuvo la otra. ¡Disfruten!

Un libro que me cambio la vida

Antes de irse de vacaciones a Isla Fuerte, en el Golfo de Morrosquillo, Maria Paz me regaló un libro. Angelitos Empantanados, de Andrés Caicedo. Era diciembre y yo me quedé solo, o bueno, ni tan solo, me fui con mi familia a una casa frente al mar, exactamente al otro lado del mismo golfo. Maria Paz tenía 15 años, yo tenía 17 y estábamos enamorados. Me la imaginaba sentada en la playa, al otro lado del mar. Me la imaginaba convertida en sirena que venía cada noche a visitarme. La señal del celular era un desastre, y para hablar con ella tenía que caminar una hora hasta el cementerio del pueblo, que quedaba en una colina, y pararme sobre la tumba más alta para coger buena señal. No fue el amor por las letras lo que me indujo a la lectura de Angelitos empantanados, sino la lejanía de Maria Paz.

El libro resultó ser una historia violenta de salsa, droga, marginalidad y juventud arrebatada. Me sorprendió que el subtítulo fuera “historias para jovencitos”. ¿Cómo era posible que una escritura tan feroz y osada estuviera destinada a jóvenes? Andrés Caicedo retaba todos los prejuicios sobre los límites del género. Lejos de ser una barrera, ese “para jovencitos” resultaba una señal de libertad, un manifiesto rebelde y fronterizo que obligaba a replantear la definición misma de literatura juvenil.

Andrés Caicedo se anticipaba a una era en la que los libros más leídos en el planeta serían Fight Club, Watchmen, El Señor de los Anillos y La saga de Crepúsculo. Pulp Fiction, Réquiem for a dream y Trainspotting estarían entre las películas más vistas. ¿Una era en la que los adolescentes leerían más que los adultos? Suena inverosímil, pero así sucedió. Basta con entrar hoy día a una librería, o a una biblioteca, para comprobarlo. Esta es una era de angelitos empantanados.

El libro que María Paz me regaló cuenta la historia de varios adolescentes del Liceo Belalcázar y está narrada desde el punto de vista de una juventud desbocada y escéptica que desdeña el mundo adulto, y que en vez de acoplarse a la sociedad, se desprende de ella y se lanza en picada, como un Kamikaze, para reventarse contra los prejuicios y los formalismos de sus padres. Miguel Ángel y Angelita, la pareja protagónica, están marcados por la opaca estrella de la decadencia y llegan al final del camino sin haberlo siquiera emprendido. Se pierden en las calles de Cali en un descenso paralelo al de Lucifer, el arcángel rebelde, al ser expulsado del cielo, tal como lo describe John Milton en su Paraíso Perdido. Angelita y Miguel Angel refulgen con su propio brillo oscuro y hubieran sido, ellos también, ángeles caídos, pero al ser adolescentes llegan apenas a angelitos empantanados. Andrés Caicedo se apropia del viejo mito, lo aterriza en la noche caleña y lo unta de droga y de salsa; lo suyo son angelitos empantanados viviendo sus vidas y encontrando sus muertes en pantanitos enangelados.

El mar que me separó de Maria Paz, no volvió a acercarme a ella. Los dos crecimos con otros amores. Ella se fue a vivir al otro lado del océano y yo me quedé aquí. Pero tal vez, algún día, en un café, o en una playa, en alguna parte nos sentaremos a conversar largamente sobre Andrés Caicedo y sus Angelitos Empantanados.


0 Responses

Publicar un comentario

La música de Sir Patatas


Get a playlist! Standalone player Get Ringtones